Un semestre raro para las pirañas, ya que después de dos ascensos consecutivos, esta vez se mantuvo en la categoría B. Pero cada uno de los que integran esta institución sabemos que hay otros temas de trasfondo. Mucho barullo por los pasillos, a espaldas de jugadores, pocas veces algo de frente. Internas entre los distintos partidos políticos que se presentarán a las elecciones a fin de año. Y sobre todo gran disconformidad con el actual presidente del clú, Tomás “el fierro” Barthalot. Aclaro que el apodo “fierro” es por su manera de resolver los asuntos y no por la placa de fierro que se le ha sido incrustada. Otros se animaron a decir que la mística estaba perdida- que de paso comento que me hace acordar a cuando se mueren las hadas por dejar de creer en ellas en la película Peter Pan. La pasión elevada a su máximo exponente puede llevar a la locura, léanse sino las palabras del capitán, que sin haber ingerido ninguna sustancia tóxica y en presencia de varios jugadores, declaró: “Yo así no sigo más, me hinche las pelotas, y si Brigada me ofrece un juego de vasos para mi casa me voy con ellos”. (Aclaración: la casa del capitán carece de vajillas y varios jugadores le recriminaron que no era un buen anfitrión). Con peor convocatoria que Maradona y con una hinchada que cada domingo es derrotada por la noche anterior, Los Amigos de Piraña están más solos que Tarzán en el día de la madre, más inestables que el país, a la deriva y ya sin ayuda divina. ¿Quién sabe lo que puede pasar el próximo partido? A partir de ahora, cada domingo será una historia nueva y única donde todo puede llegar a pasar… y eso me recuerda a ese 2005, así que que no digan que la mística está perdida. La mística está, pero se encuentra reprimida desde el momento en que meter un gol se volvió más importante que juntarse la noche anterior, desde que ganarse el vaso de mejor jugador es más importante que dársela a un compañero, desde el momento en que entran 11 jugadores a la cancha en vez de un equipo… y no cualquier equipo, sino ese que siempre se preocupó por defender la amistad, la buena onda, y la alegría de poder juntarse cada fin de semana a jugar a la pelota con sus amigos, “Los Amigos de Piraña”.